Los profesionales en Wildlife Management, o gestión de vida silvestre trabajamos por la compatibilización de los intereses humanos con la preservación de la vida silvestre. Para ello se buscan las mejores soluciones posibles basadas en criterios científicos y empleando las mejores herramientas tecnológicas disponibles. Los campos de aplicación principal de esta profesión son la conservación de la fauna, la gestión cinegético-pesquera y el control de plagas. La gestión de vida silvestre se puede considerar como una ciencia aplicada, que bebe de las fuentes de la ecología, matemáticas, química, climatología y geografía.
La profesión de Wildlife Manager aparece definida como tal desde los años 30 del pasado siglo. Surge en Estados Unidos como respuesta a las necesidades de gestión de la caza con criterios científicos. Más adelante, la creciente pérdida de biodiversidad ha propiciado que las sociedades modernas y sus gobiernos hayan tomado conciencia del valor de la vida silvestre, poniéndose medidas para la conservación de la naturaleza. Actualmente la conservación de la biodiversidad es el campo de aplicación más importante en el ámbito del Wildlife Management. Los gestores de vida silvestre somos expertos en resolver conflictos entre el desarrollo económico y la conservación de la naturaleza y su legislación. A menudo, la aparente incompatibilidad entre conservación y desarrollo provienen simplemente de una falta de profundidad en el análisis de los problemas.
En Càdec, Taller de Gestió Ambiental somos expertos en Wildlife Management. Nuestra labor ha permitido resolver complejos conflictos entre proyectos de desarrollo de infraestructuras y la conservación de valores naturales. La construcción de la Autovía A7 a su paso por Alcoi (Alicante) iba a afectar negativamente a una de las colonias de murciélagos más importantes de la provincia. Nuestros estudios y seguimiento han permitido que la construcción de la autovía se pueda llevar a cabo minimizando el impacto sobre dichas poblaciones de murciélagos. La construcción del tramo del AVE Madrid-Valencia a su paso por el Embalse de Contreras podía potencialmente afectar a las rapaces nidificantes allí presentes. Los estudios realizados por Càdec permitieron optimizar las labores de construcción sin afectar a la nidificación de las rapaces, de forma que se pudieron evitar prolongados parones biológicos en su construcción. Son solo dos ejemplos de como el asesoramiento de expertos puede solucionar los problemas que a menudo aparecen al enfrentarse intereses de desarrollo con la legislación ambiental.
Desde el Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino, se puso en marcha la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos, cuyo principal objetivo es impulsar una gestión de los ríos de forma que éstos alcancen y mantengan su buen estado ecológico. Siguiendo sus líneas de acción, la Confederación Hidrográfica del Júcar redactó y ejecutó proyectos de mantenimiento y conservación y restauración de tramos fluviales. La mayoría de estos proyectos incluyen actuaciones de plantación de especies autóctonas de ribera, ya sea como herramienta de control en la lucha contra las especies exóticas invasoras, como protección frente a procesos erosivos o como apoyo a la regeneración natural del bosque ripario existente.
La denominada Mancha Húmeda rompe, en cierto modo, la idea de aridez que en general se tiene de la región natural incluida en la meseta central peninsular. Si bien resulta difícil delimitar esta subregión, puede definirse a grandes rasgos como el territorio situado en la parte alta del río Guadiana, que incluiría los humedales asociados (lagunas, charcones y vegas). Este territorio abarca parte de las provincias de Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Albacete, y tiene una extensión aproximada de unos 16.000 km2. La Mancha Húmeda es un espacio natural declarado en 1981 como Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Se trata de un vasto territorio en el que aparecen diseminados una serie de humedales de gran importancia ecológica. La reserva incluye zonas húmedas muy conocidas como las Tablas de Daimiel y las Lagunas de Ruidera y otras menos conocidas pero no por ello de menor interés, como los complejos lagunares de Pedro Muñoz, Manjavacas, Alcázar de San Juan o Villafranca de los Caballeros.
